TEXTO CIENTÍFICO SOBRE EL TRASTORNO DE OPOSICIÓN DESAFIANTE POR DIANA CELIA MEDINA REYES


TEXTO CIENTÍFICO SOBRE EL TRASTORNO DE OPOSICIÓN DESAFIANTE

Diana Celia Medina Reyes
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2° A-V

¿QUÉ ES UN TRASTORNO MENTAL? La ENFERMEDAD o EL TRASTORNO MENTAL es una alteración de tipo emocional, cognitivo y/o comportamiento, en que quedan afectados procesos psicológicos básicos como son la emoción, la motivación, la cognición, la conciencia, la conducta, la percepción, la sensación, el aprendizaje, el lenguaje, etc. Lo que dificulta a la persona su adaptación al entorno cultural y social en que vive y crea alguna forma de malestar subjetivo. (Ref. La “Guía de estilo” de FEAFES, la Confederación Española de Agrupaciones de Familiares y personas con enfermedad mental).

No es fácil establecer una causa-efecto en la aparición de la enfermedad mental sino que son múltiples y en ella confluyen factores biológicos (alteraciones bioquímicas, metabólicas, etc.), factores psicológicos (vivencias del sujeto, aprendizaje, etc.) y factores sociales (cultura, ámbito social y familiar, etc.) que pueden influir en su aparición.
Hay varios tipos de trastornos que son: Esquizofrenia y grupo de trastornos psicóticos, Trastorno Bipolar y grupo de los trastornos afectivos mayores, Trastornos de la Personalidad, Trastorno Obsesivo Compulsivo.

En este caso hablaremos del trastorno de oposición desafiante
Que es el TND (Trastorno Negativista Desafiante): el trastorno negativista desafiante (TND) se caracteriza por un patrón recurrente de conductas no cooperativas, desafiantes, negativas, irritables y hostiles hacia los padres, compañeros, profesores y otras figuras de autoridad.

Son niños y adolescentes discutidores, desafiantes y provocadores que se enojan y pierden el control con facilidad. A diferencia del trastorno disocial, no hay violaciones de las leyes ni de los derechos básicos de los demás.

Este comportamiento, se presenta por un periodo mayor a seis meses y con más intensidad que en otros adolescentes de su misma edad. Este trastorno interfiere casi siempre en sus relaciones interpersonales, su vida familiar y su rendimiento escolar. Como consecuencias secundarias a estas dificultades, los niños suelen tener baja autoestimas, escasa tolerancia a las frustraciones y depresión.

Las dos clasificaciones de los trastornos mentales más ampliamente utilizadas son la clasificación internacional de enfermedades (CIE) de la organización mundial de la salud (OMS), en su décima edición (CIE-10) y la clasificación de la asociación psiquiátrica americana (APA) en su manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales.
El DSM-IV-TR y la cie- 10 comparten idénticos criterios diagnósticos, pero difieren en sus condiciones diagnósticas. El DSM-IV-TR, lo incluye en los trastornos por conductas perturbadoras, mientras que en la cie- 10 se considera un subtipo menos grave de trastorno disocial: el “trastorno disocial desafiante y oposicionista.”
Este trastorno de conducta provoca deterioro clínicamente significativo en la actividad social, académica o laboral. Los comportamientos en cuestión no aparecen exclusivamente en el transcurso de un trastorno psicótico o de un trastorno del estado de ánimo. No se cumplen los criterios del trastorno disocial y si el sujeto tiene 18 años o más, tampoco cumple los criterios de trastorno o antisocial de la personalidad.

La prevalencia del TND varía en función de la naturaleza de la población estudiada y de los métodos de evaluación. Se han hallado tasas de trastorno negativista desafiante situadas entre el 2 y el 16 %.

Este trastorno puede aparecer desde los 3 años de edad, aunque suele iniciarse a los 8 y normalmente no después de la adolescencia. Antes de la pubertad es más común en hombres que en mujeres, aunque la distribución por sexos se iguala en la adolescencia.
Los síntomas negativitas acostumbran a aflorar en el ambiente familiar, pero con el paso del tiempo pueden producirse en otros ambientes. Su inicio es típicamente gradual, y suelen lamentarse a lo largo de meses o años. En una proporción significativa de casos, el trastorno negativita desafiante constituye un antecedente evolución del trastorno disocial.

Este trastorno afecta aproximadamente de 2 a 16 niños y adolescentes de cada 100 y es más frecuente entre los jóvenes de familias de un estado socioeconómico bajo.

El trastorno negativista desafiante parece ser más frecuente en familias donde por lo menos uno de los padres cuenta con una historia de trastorno del estado de ánimo, trastorno negativista desafiante, trastorno disocial, trastorno por déficit de atención hiperactividad, trastorno antisocial de la personalidad o trastorno por consumo de sustancias. Además, algunos estudios sugieren que las madres con trastorno depresivo cuentan con más probabilidades el tener hijos con trastorno negativista, aunque no está claro en qué medida la depresión materna es el resultado del comportamiento negativista de los niños o su casa. El trastorno negativista desafiante es más frecuente en familias donde existen conflictos conyugales graves.

El trastorno parece molestar más a las personas que lo rodean que al propio niño o adolescente que lo presenta. Puedan tener problemas en la relación con los amigos pueden percibir las relaciones humanas como insatisfactorias.

A pesar de tener un nivel de inteligencia adecuado, su rendimiento académico es bajo, ya que se niegan a participar, se resisten ante las demandas externas e insisten en solucionar sus problemas sin la ayuda de los demás.

Como consecuencia secundaria a estas dificultades suelen tener una baja autoestima, escasa tolerancia a la frustración, ánimo deprimido y estallidos de enojo.
Como se ha mencionado, la conducta oposicionista pude ser normal en ciertas tapas del desarrollo; s necesario para asumir una individualidad y poder establecer normas y controles internos.

Cuando no se puede expresar abiertamente la agresión está bloqueada, entonces puede expresarse como una resistencia pasiva, es decir: no coopera, no sigue instrucciones, así se convierte en una forma de manejar el estrés para el niño o adolescente. De esta manera, estas conductas se convierten en parte de las manifestaciones que persisten aun después de que su funcionamiento “adaptativa” hubiera terminado.

En algunos niños y adolescentes, la sitomologia negativista puede aparecer como reacción a un accidente, enfermedad, después de un evento traumático, o puede ser una defensa contra sentimientos de incapacidad, incompetencia, ansiedad, pérdida de autoestima o tendencias de sumisión.

Hay dos teorías que nos hablan del trastorno:
1.    Teoría bilógica -  fisiológica: hoy día parece un hecho demostrado que en los niños adolescentes con problemas de conducta existen factores heredados de tipo neurofisiológico, psicofisiológico y bioquímico que los predisponen a manifestar conductas inmaduras, infantiles y de baja tolerancia a la frustración, etcétera. Se sabe que la conducta agresiva está relacionada con factores bioquímicos (con sustancias que tenemos en el cerebro), hormonales.
2.    Teoría del aprendizaje: plantea que las características negativas del trastorno son actitudes que los jóvenes aprenden de las técnicas negativas empleadas por los padres y figuras de autoridad (castigos, gritos, golpes, ignorarlos, etcétera).

Esto hace que los jóvenes tengan conductas agresivas, groseras y rebeldes; ya que de esta forma logran la atención, el tiempo, la preocupación y la interacción que desean obtener sus padres o de las figuras de autoridad.

En el TND no existen patrones de crianza familiares distintivos, pero se ha encontrado que muchos de los padres de niños o adolescentes con este trastorno se interesan de manera exagerada por el poder y el control sobre sus hijos.

En algunas familias se han observado hermanos obstinados, madres deprimidas y controladoras y padres pasivo-agresivo, (por ejemplo, ignorar la educaciones los hijos, pero criticar cualquier intervención de la madre). Si en casa hay una de estas problemáticas le sugerimos que envié al paciente a terapia o mejor ir toda la familia.
Todos los niños en ciertas ocasiones se pueden mostrar desafiantes o desobedientes con sus padres, sus profesores o con otros adultos, principalmente cuando se encuentran cansados, con hambre, estresados, preocupados o indispuestos. Esta conducta se observa de manera frecuente en los niños entre dos y tres años de edad como parte normal de su desarrollo, ya que en esta etapa comienzan a formar su propia identidad, establecer su autonomía y a  imponerse normas y controles. Otro periodo en el cual podemos observar este comportamiento es la docencia, como depresión de la necesidad de independizarse de los padres y desarrollar su propia personalidad.

El diagnóstico del TND está basado principalmente en la evolución clínica, tomando en cuenta los criterios diagnósticos descritos previamente (DSM-IV-TR) y el sistema de multi-informantes, que incluye entrevistas con los padres sobre las diferentes etapas del desarrollo del niño o adolescente y su comportamiento, una examen directo con el menor, una revisión de la información que provienen del profesor de la escuela. Se requiere de una historia clínica completa (antecedentes familiares, personales, patológicos e históricos del desarrollo), así como conocer cuando interconsulta a un especialista cuando referirlo a otro nivel de atención.

Puesto que todas las características del trastorno negativista desafiante suelen estar presentes en el TD, y el  TND no se diagnostica si se cumple criterios de trastorno disocial.

El trastorno negativista es una característica comúnmente asociada a trastorno del estado de ánimo (trastorno internalizados) y a trastornos psicóticos de niños y adolescentes y no debe der diagnosticado separadamente si los síntomas aparecen exclusamente en el trascurso de un trastorno del estado  de ánimo o de un trastorno psicótico. Los comportamientos negativitas también pueden distinguirse del comportamiento perturbador resultante de la desatención y la impulsividad propias del TDAH. Cuando coexisten ambos trastornos, deben diagnosticarse los dos.

En sujetos con retraso mental, solo se establecen un diagnóstico de trastorno negativista desafiante cuando el comportamiento negativista es notable mayo r que la habitualmente observada en sujetos de edad, seño y gravedad del retraso mental comparables.
El TND también debe distinguirse de una incapacidad para seguir normas, resultante de una alteración de la comprendiendo el  lenguaje (por ejemplo, pérdida auditiva, trastorno del lenguajes receptivo-expresivo).

Solo debe considerarse el diagnóstico de TND si los comportamientos en cuestión aparecen más a menudo y tienen consecuencias más graves de las observadas típicamente en otros sujetos de nivel de desarrollo comparable, conduciendo a deterioro significativo de la actividad social académico o laboral.

Los tratamientos que debe tomar una persona con el TND es la psicoterapia individual, familiar y grupal e implica trabajar con el niño o adolescente y los padres, psicoterapia individual, terapia familiar, terapia grupal, psicofármacos.

Como se ha visto, el TND afecta no solo al niño o adolescente, sino también a la familia, a los profesores y los compañeros, se caracteriza por un patrón persistente de desafío y reto a las normas y reglas.

El origen es tanto biológico, como psicosocial, resaltando que se asocia con patrones de crianza agresivos, rígidos e inconsistentes; l establecimiento y el logro de una comunicación amigable, no agresiva es fundamentalmente en el tratamiento lo.
Cuando el TND no se entiende adecuadamente puede evolucionarse a u  problema de conducta mayor como el trastorno disocial, en caso de tener duda diagnostica o si presenta más de un padecimiento (comorbilidad), de ser posible realice una interconsulta sin un especialista o refiera a otro nivel de atención.



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